Antropología en la
escuela y en los contextos cotidianos
Durante
alguna de mis clase en la Universidad un profesor nos invitó, a mí y a mis
compañeros, a pensar los motivos por los cuales los colores con los que se
pintaban los salones son bastante diferentes a los rojos y amarillos intensos
con los que se pintan algunos locales comerciales (Mc Donalds, por ejemplo) y
nos invitaba también a preguntarnos los motivos que existen detrás de esto (¿Te hiciste esta misma pregunta en alguna
oportunidad?); posiblemente hasta ahora caes en cuenta de estas diferencias o
acaso no, pero lo cierto es que estas cosas nos parecen tan evidentes que casi
ni las notamos. Desde luego, lo importante es saber que muchas de estas
preguntas encuentran respuesta a través del estudio de nuestra propia cultura.
La
cultura, en términos muy generales, se puede definir como un sistema de
comunicación; como un sistema de comunicación que emplea símbolos y signos para
integrar y comunicar información. Los símbolos y signos, al igual que la
cultura, se encuentran presentes en nuestro entorno cotidiano y son expresión
de muchas de nuestras creencias, como ocurre por ejemplo en los referentes que
tenemos y erigimos para reconocernos como nación (la bandera, el escudo etc.). Los colores también son símbolos, motivo por
el cual tienen gran variedad de significados y el mismo color puede significar
cosas muy diferentes en culturas y contextos distintos.
Los
antropólogos estudian esta diversidad. Ciertamente y con algo de etnocentrismo,
en un principio, la diversidad se pensó como algo casi exclusivo de algunos las
culturas lejanas y exóticas; este era el motivo para que los diarios de campo
escritos por muchos antropólogos hablaran principalmente de ellas. Finalmente,
para ellos y ahora para nosotros, basta con estudiar un aspecto que es
cotidiano y casi natural en nuestra cultura para encontrar muchas diferencias.
La
alimentación, por ejemplo,
satisface una necesidad
biológica, nuestra necesidad de comer; pero la satisfacción de esta necesidad
biológica se encuentra siempre supeditada a la cultura en la cual ocurre la
experiencia. Las prohibiciones o los tabúes alimenticios existentes en varias
culturas sirven como un ejemplo claro de
estos comportamientos. ¿De qué otra forma podríamos explicar que los mismos
alimentos que son preferidos por ciertas culturas son prohibidos (tabú) o poco apetecidos en
otras?, o, ¿por qué para otras gentes
puede resultar repulsivo, incluso, simplemente considerar tener nuestros
alimentos en su mesa?, y viceversa. Comer, desde luego, es un comportamiento
cultural entre los seres humanos y es en este sentido que podemos hablar de la
gastronomía cultural, entendida como el conjunto de regulaciones y
comportamientos culturalmente establecidos por los grupos sociales para aclarar
a sus miembros cosas que a nosotros nos parecerían evidentes; cosas como cuáles
alimentos se deben o no comer, cómo se deben ingerir los alimentos, y qué
comportamientos son adecuados en la mesa.
La
clasificación de los alimentos y los modales en la mesa, las formas de
preparación y las técnicas de conservación de los alimentos, las tradiciones
alimenticias y sus cambios… todo lo anterior y otros campos son tema de estudio
para el antropólogo. De manera tal que los antropólogos no estudian exclusivamente
la diversidad cultura existente en otras culturas y este espero, es una invitación a entender que entre más
sepamos acerca de otras culturas mucho más cerca nos encontramos de entender
los motivos que existen detrás de nuestro propio comportamiento.
Por
último y si deseas saber más acerca de la gastronomia cultura, en el
capitulo 5 de la serie Mundo increíble
titulado simplemente "Comida"
y dedicada al tema de la gastronomía cultural y sus principales
expresiones de diversidad (para ingresar a la primera parte de este haga clic
sobre el título).
La
gastronomía ilustra varios de esos aspectos en los que creemos los antropólogos
al estudiar nuestro particular comportamiento como especie. Al respecto, es
común sirva como escenario para explicar las relaciones que existen entre
naturaleza y cultura. Sobre el tema, se suele destacar la participación que
tiene la alimentación en nuestra evolución biológica como especie. Por ejemplo,
Patricia Aguirre (2001) señala que
bipedestación, sexualidad continua y omnivorismo, marcaron las diferencias que
nos encaminaron a la dirección evolutiva que nos hizo como somos. Con todo,
esta relación se establece en un juego complejo de intercambios antes que en un
principio simplista de dependencias unidireccionales. Por lo cual, nuestra
conducta es también responsable de muchos de estos procesos. Es decir, existen
evidencias que muestran la capacidad que tiene nuestros hábitos alimenticios
para modificar el fenotipo. Circunstancia que explica la importancia que tiene
la investigación cuando una cultural enfrenta procesos de “transición
alimentaria” tan comunes en nuestro tiempo.
La
enorme diversidad que existe en el comportamiento alimentario de las culturas,
es otro aspecto de interés para la antropología cultura. Ciertamente, es
importante recordar que aunque todas las personas tienen que comer, pero es la
cultura la que nos enseña qué, cuándo y cómo se debe hacer esto, según recuerda el antropólogo americano
Conrad Kottak (1997). Además, esto se relaciona con otra característica del
comportamiento cultura de los seres humanos: la cultura es un todo integrado
(según nos recuerda la definición propuesta por Edward Tylor). Así, los
ecosistemas que los grupos humanos habitan, sus formas de producción y
abastecimientos de alimentos, las categorías clasificatorias de alimentos,
formas de preparación y consumo de los alimentos, los modales en la mesa, las
formas de comensalidad y cortesía, entre otros, se encuentran tan fuertemente
entrelazadas y relacionados que el cambio ocurrido en uno de estos aspectos
representa ajustes en todos los demás. Conviene recordar esto para colocar en
la justa medida la importancia que tiene para nosotros como seres humanos la
alimentación, al igual que sus posibilidades como un campo de estudio de la
cultura que se beneficia por el gran potencial integrador.
Bibliografía.
Aguirre,
Patricia. Del Gramillon al Aspartamo. Las transiciones alimentarias en el
Tiempo de la Especie. En: Boletín Techint, 2001
Kottak,
Conrad. Antropología cultural. Editorial: MCGRAW-HILL, 1997.