Sexualidad homínida, familia y diversidad
Dexter,
personaje de una novela homónimo escrita por Jeff Lindsay sobre un asesino
serial, afirma lo siguiente: No entiendo por qué los humanos gastan tanto
tiempo en ocuparse de aspectos relacionados con el amor y el sexo, cuando hasta
los animales saben que deben ocuparse de estos asuntos lo más rápido posible
para así poder dedicarse a aquello que realmente importa: buscar carne fresca.
Aparentemente no todos los animales se comportan como afirma este personaje. Los
bonobos, también llamado chimpancé pigmeo, son unos primates que habitan en las
densas selvas húmedas de África central. Aparte de los humanos, son los únicos
primates que han sido observados en estado natural realizando actividades donde la sexualidad sirve para fortalecer lazos sociales y disminuir las
tensiones generadas por la convivencia (Eisler, Riane, 2002). Por tal motivo,
los científicos suelen estudiar su comportamiento pensando que ésto puede
arrojar luces respecto a nuestra sexualidad. Este es el caso de la Sociobiólogía.
Imagen.
Bonobo aprendiendo gracias al uso de una tableta. Con sólo cuatro meses de
edad, Teco aprendió a relacionar el sonido de la palabra uva con la imagen de
la fruta en una pantalla de ordenador.
El nativismo psicológico en el cual se enmarcan muchas de esta teorías, suele ir mucho más
lejos. Para el nativismo psicológico los seres humanos heredan algunos comportamientos a
las siguientes generaciones en un proceso donde el aprendizaje y la experiencia
no resultan muy determinantes, pues estas conductas son 'nativas' o se encuentran en su mayoría fijadas en el
cerebro desde el momento del nacimiento. La psicología evolutiva
es ejemplo de estos intentos por explicar el comportamiento humano a partir de los genes, es decir, gobernados por los mismo mecanismo de la
evolución biológica (principalmente, por la selección natural). Entre nosotros y las demás especies, se establecería así una única e importante diferencia: a lo largo de nuestra evolución, nosotros hemos llegado a
complejizar estas conductas con resultados que encubren a menudo su funcionalidad a favor de la racionalidad práctica y la supervivencia de la especie.
Con todo, el intento por extender un velo de determinismo genético en nuestras
conductas, más allá de algunas conductas básicas, como el lenguaje y el simbolismo, resulta por lo general cuestionable (al respecto sugiero
revisar la obra de Carles Lauezca. Monstruos y dioses). Es más, el que la sexualidad sea parte de nuestra naturaleza no la convierte en un acto natural; es decir, no se conoce ninguna sociedad humana en la cual la sexualidad no se regule y se entregue sin restricciones a los impulsos "naturales" (Ember & Ember, 1997). Así, el único comportamiento que de momento resulta prudente generalizar es que el sexo y la reproducción se encuentran siempre controlados por sistemas de matrimonio y parentesco, aspecto presente en cada sociedad estudiada por los antropólogos (Grunlan y Mayers, 1997). Pretender pasar esto por alto es un problema más de
la ideología que de la evidencia biológica. (Lauezca, 2002)
Vídeo:
La supuesta “Naturaleza humana”. Segmento
de la Conferencia del Movimiento Zeitgeist, ¿"Naturaleza Humana" o
Comportamiento Humano?, aspectos biológicos y socio-ambientales.
Por ejemplo, por tradición y costumbre nos han enseñado que la familia
se conforma por papá, mamá e hijos, donde el primero es el que vela por el
sostenimiento económico de los integrantes de esa familia, ella es la encargada
de criar a los niños, y aquellos crecen bajo la autoridad de sus progenitores (1). Para algunos incluso esto justifica considerar el
modelo de familia nuclear como superior o normativo frente a las otras formas
de familia que coexistían con ésta (justamente porque diferían de la familia
nuclear). Llegando incluso a considerar el modelos de familia nuclear como resultado de una respuesta necesaria en nuestro proceso de evolución como
especie y, como tal, las demás formas de familia se consideraban supervivencias de modelos "primitivos".
El
evolucionismo unilineal en Antropología, defendía esta idea, para estos antropologos las culturas y junto a
estas la organización familiar, se encontraban sometidas a cambios evolutivos
que ocurren de una manera uniforme y progresiva, al igual que en los organismos
biológicos. Como evidencia de esto, Edward B. Taylor (1832 – 1917) considera que los modelos de familia presentes en algunos
grupos “primitivos” representaban supervivencias o vestigios de una fase
anterior en nuestra evolución cultural a la “civilización” y por esto, menos adecuados para garantizar aspectos que en el modelo nuclear de familia victoriana se resolverían mejor, principalmente, la reducción de conflictos asociados a la reproducción y el cuidado de la prole. Lewis Henry Morgan
(1818 – 1889), otro antropólogo defensor del evolucionismo,defiende en su
libro Ancient Societty (1881) que la
evolución cultural estaría marcada por cambios en la organización familiar,
cinco etapas que se sucedieron de manera uniforme y progresiva para terminar en
la actual organización familiar:
• La “horda que vivía en promiscuidad”
sin las restricciones sociales que sirven hoy para establecer lazos y sistema
de obligaciones recíprocas o reconocimiento de las relaciones de parentesco
(estructura familiar).
• La etapa siguiente carece de
prohibiciones que regulen el incesto, motivo por el cual el matrimonio entre
hermanos estaba permitido.
• La tercera etapa corregía esta
condición y no permite que los hermanos se casen entre sí.
• La cuarta etapa (que corresponde a la
barbarie) donde la familia se conforma por parejas de hombre y mujer a los que
une un vínculo poco firme. A lo cual le sucedió en oportunidades la poligamia
• La quinta etapa ubicaba por encima de
estas formas de organización a la familia actual y se conformada por una pareja
monógama, en la que el hombre y la mujer conviven en una relación de igualdad,
y es distintiva de la civilización.
El
funcionalismo, posteriormente, explica el origen y conformación de la familia
actual como respuesta a la necesidad de satisfacer ciertas necesidades del
individuo y del grupo social. Dentro de las principales necesidades humanas que
se deben satisfacer se incluyen la alimentación, la reproducción, el bienestar
físico, la seguridad, el descanso, el movimiento y el crecimiento, muchas de las cuales generaría necesidades derivada: la familia es una de estas.
Robert F. Bales (2003) en el libro Family Socialization and Interaction Process
escrito en 1956, reconoce al menos cuatro necesidades u objetivos básicos que
debe satisfacer la organización familia:
–
La socialización. Los padres enseñan a sus hijos a ser miembros bien integrados
en la sociedad
–
Regulación de la actividad sexual. Con el fin de suministrar una forma ordenada
de transmitir la propiedad y la posición social entre generaciones.
–
Permitir la reproducción social
–
y bridar a sus miembros seguridad material y emocional
La realidad suele ser un poco más compleja. Algo que hoy aceptan la mayoría de antropólogos. Esto es, el hecho de que las actitudes y comportamiento relacionados con el matrimonio, la familia y número de hijos, suelen, pertenecer a un momento histórico y a las condiciones de culturas particulares y, por tanto, son aspectos que cambian con el paso de las generaciones y de una cultura a otra.
La familia como institución
La familia suele tener un lugar de gran importancia entre otras instituciones sociales, según señalan disciplinas como la psicología, sociología y antropología. Sin embargo, seguramente, existe una enorme diversidad cultural de modelos que satisfacen al igual que el modelos de familia nuclear sus funciones principales (regulación de la sexualidad y reproducción, protección de la mujer durante el embarazo y de la prole, estructuración de los roles de género, etc.), diversidad de formas como su responsabilidad respecto a la socialización de los infantes se cumplen y de modelos en la participación que se le asigna en la familia a cada uno de sus diferentes miembros. La familia es, así, un aspecto del comportamiento humano con gran diversidad de manifestaciones.
La
Banda fue una de las primeras organizaciones sociales humanas que podemos asociar a la familia (una organización de composición variable, que se
desplazaban juntos parte del año y que se dispersaban en las estaciones como
respuestas a la escasez de alimentos). Ahora
bien, la familia en estas sociedades, se caracteriza por ser una organización
social donde los vínculos sociales primaban sobre los biológicos; esto es, el parentesco biológico no tenía la importancia que se le asigna
actualmente. La familia era una unidad económica y de supervivencia. Con todo,
las economías industriales actuales y forrajeras de aquel tiempo (abastecidas a
partir de caza y recolección) comparten
algo en común: en ninguno de los dos casos las personas se hallan permanentemente
vinculadas a la tierra. (Bohannan, 1992)
Paralelo a esto, el
carácter de la unión matrimonial es otro aspecto que manifiesta gran diversidad
a lo largo de la historia. El luteranismo y la Reforma protestante en el siglo
XVI, desplazaron el carácter religioso de los lazos familiares, y este fue
sustituido en parte por el carácter civil. Esto representó para Occidente un
cambio en ideas como el carácter indisoluble del vínculo matrimonio reforzando como origen del vínculo una cantidad variable y diversificada de sentimientos
psicológicos como amor, afecto, respeto, etc. Esto tiene importancia, pues
fuera de las sociedades industriales, el matrimonio suele ser más una relación
entre grupos que entre individuos. Por lo cual, en la mayoría de las sociedades
las personas no van solas al matrimonio, sino que lo hacen con el respaldo del
grupo de filiación.
Ahora,
no es correcto pensar que el amor no tuviera importancia antes de este momento, más bien, fue el carácter mismo del amor dentro del matrimonio el que sufrió un
cambio. De la siguiente manera entiende el amor en el matrimonio el código de
Zapata (1974) y otros más que replicaban sus ideas sobre le matrimonio:
• El principio amor y la libertad se
consideran el origen del vínculo matrimonial y de estos se derivaban otros
elementos: la indisolubilidad de la unión contraída y la obligación de mutua
fidelidad.
• La indisolubilidad se expresaba en dos
ideas fundamentales: “Lo que se atare en la Tierra será atado en el cielo”
(1992: 210) y “…los casados no se pueden volverse a casar porque están ligados
con la mano de Dios” (1992: 211).
• El amor romántico y el deseo son, en
estas condiciones, considerados como tendencias irracionales, peligrosas o
efímeras, pues pueden conducir a la
ruina y miseria social.
Resumiendo, la
familia es una institución que encuentra su origen
en el matrimonio, consta de esposo, esposa e hijos nacidos de su unión y sus
miembros se mantienen unidos por lazos legales, económicos y religiosos. Aspecto característicos del modelo de familia victoriana.
Los
estudios históricos, por su parte, evidencia pocos cambios en la familia burguesa, resultado de la migración a las ciudades y de la
industrialización. El núcleo familiar continúa siendo la unidad básica de
organización social. Caso contrario, la familia moderna ha variado
sustancialmente con respecto a sus funciones y composición. Particularmente, funciones que antes
desempeñaba la familia en occidente, tales como la educación, la formación
religiosa, las actividades de recreo y, en general, la socialización de los hijos, en la
familia occidental moderna son realizadas, en gran parte, por instituciones
especializadas. Cambios que en algunos casos están relacionados con la
modificación actual del rol de la mujer.
Adicional a esto, en Occidente disminuyeron el número de familias extensas y el
número de hijos por familia. Cambios, por lo general, asociados a una
mayor movilidad residencial y a una menor responsabilidad económica de los
hijos para con los padres mayores. ,Por lo demás, dado a que en los últimos años ha
aumentado la aceptación y reconocimiento de nuevas formas de familia como las familias del padre o madre
casado en segundas nupcias y la familias sin hijos, las familias monoparentales, consecuencia de un divorcio o formadas por mujeres solteras con hijos.
Situación que realza aún más el carácter civil y reconocimiento de la familia,
ante todo, como una comunidad de amor y de solidaridad.
La
familia sin embargo, es considerada aún hoy como el primer núcleo de
solidaridad dentro de la sociedad y no sólo como una unidad jurídica, social y
económica. Situación importante y que exige ampliar los temas de interés e
investigación tradicional sobre la familia, para explorar las consecuencias de
esto cambios en el choque generacional que se vive entre padres e hijos, algo
que no es exclusivo de nuestras sociedades actuales, aunque se encuentra más significativamente acelerado y diversificado gracias a la globalización y el aumento de la brecha
generacional.
La
historia de la familia en occidente es, en conclusión, reflejo de la enorme
diversidad de variaciones que ofrece este aspecto de nuestro comportamiento.
Esto sugiere una realidad mucho más compleja de la que teorizan los estudios de
sociobiologos y psicólogos evolucionistas, para quienes hablar de
“matrimonio” o “familia” en términos generales era correcto. Al respecto, es importante recordar las palabras del antropologo estadounidense Clifford Geerzt (1997) para el cual, considerar “los hábitos alimentarios son un reflejo de
necesidades metabólicas es incurrir en la parodia” y en otras palabras, todo intento por explicar estos aspectos del comportamiento humano partir de fórmulas deterministas es cuestionable por ser en extremo simplistas.
(1) Luz Marina Villa, trabajadora social especialista en familia
de la UPB, en entrevista citada por el artículo de opinión “Familia, un
concepto que va en evolución”; artículo publicado 12 de Diciembre de 2014 por
el diario “El Universal” de Cartagena-Colombia.
Bibliografía.
Ember, Carol R. & Ember, Melvin. Sexo, género y cultura. En: Antropología cultural. Ed. Prentice Hall, 1997 Pp. 392 - 411
Lindsay, Jeff. Querido Dexter. Ediciones Urano S. A, 2006
Lindsay, Jeff. Querido Dexter. Ediciones Urano S. A, 2006
Eisler,
Riane. Sexo mitos y política del cuerpo. Editorial PAX, 2002
Grunlan, Stephen y Mayers, Marvin. Antropología cultural, Una perspectiva cristina. USA- Florida, Editorial vida. 1997
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Lauezca,
Carles. Dioses y monstruos. Editorial RUBES, 2002
Kottak,
Conrad. Antropología cultural. Espejo para la humanidad. Mc Graw. Hill, 1997.
Bohamann,
Paul. “Para raros, nosotros. Akal Ediciones, 1992.
Geertz,
Clifford .El impacto del concepto de cultura en el concepto de hombre. En: La interpretación
de las culturas. Ed. Gediza (págs. 43 – 59), 1997.