Por qué Vegueta nunca
logró vencer a Goku. Un elogio a los maestros
Por
Oscar Eduardo Rueda Pimiento. MG. en Pedagogía
Docente
en el departamento de formación Humanística
UPB-
Bucaramanga
“¿A
qué mapas laborales responde, y qué futuro proyecta para el país, la educación
hoy -desde la primaria a la
universitaria- si la investigación científica y la innovación tecnológica no
hacen parte de lo que los jóvenes tienen por, y valoran como, cultural?”
Jesús Martín-Barbero. En:
Colombia: ausencia de
relato y desubicaciones de lo nacional
Francisco
Cajio suele afirmar en sus conferencias que un buen profesor es aquel que es
capaz de enseñarnos algo acerca de algo. Esta fórmula resulta bastante correcta
si repasamos la historia de nuestras escuelas desde sus orígenes hasta hoy. Con
todo, existen otros elementos en esta ecuación que se suman como resultado de
una nueva concepción de la educación en lo que la antropóloga Margaret Mead
considera las sociedades configurativas (donde los jóvenes se educan entre
ellos) y prefigurativas (donde son los jóvenes quienes empiezan a educar a los
adultos) (Feixa, 2012). Circunstancias que en conjunto exigen a los maestros
anticiparse a estos cambios y adaptarse a una realidad en la cual: Primero, los
nuevos conocimiento se vuelven obsoletos muy pronto y se multiplican
exponencialmente; segundo, los descubrimiento científicos y su acelerado avance
plantean serios dilemas éticos; y tercero, educar es responder a nuevas
preocupaciones como sucede con la desigualdad social y problemas de
sustentabilidad ambiental, entre otros.
Es
más, estos cambios se reflejan en aspectos cotidianos dentro del aula de clases
y exigen a nuestros maestro acostumbrarse a un nuevo modelo de estudiante; por
un lado, necesitado de grandes dosis de motivación para aprender, es decir, más
tendente a las acción y poco a la reflexión, más familiarizado con las imágenes
y textos multimediales que con la lectura y razonamientos lógicos. Aspectos que
imponen a los profesores asumir funciones y desempeñar roles tradicionalmente menospreciados
en la concepción moderna de nuestras escuelas como tener personalidad afable,
sentido del humor, etc.
Adicionalmente,
las condiciones actuales de trabajo en muchas instituciones educativas se
alejan bastante de ser las adecuadas. El estándar de contratación supone a los
maestros asumir compromisos académicos en condiciones de trabajo que favorecen
la improvisación y menor disponibilidad en el tiempo de dedicación a sus
cátedras, aspecto que desconocen los compromisos académicos que un maestro
asume fuera del aula de clases. Al respecto, y si existen dudas acerca de cuán
importante es el tiempo que el maestro dedica a sus cátedras, consideren si se
debería permitir a un cirujano ingresar a tratar a un paciente sin estar preparado
para esto. Ciertamente, se pueden considerar que esta comparación no es justa,
que un cirujano puede matar o mutilar trágicamente a un paciente, pero un mal
profesor puede hacer algo peor: puede mutilar el amor por una disciplina y
matar toda pasión por el saber. Aquellos que se dedican a enseñar podrían
fácilmente evaluar la magnitud de este acto.
Sin duda,
existe un consenso casi generalizado sobre la importancia de la
educación. Sobre este punto, el siguiente comentario puede ser muy ilustrativo.
En un artículo publicado por la revista semana en la sección de Finanzas
personales se hizo una recopilación de las enseñanzas de vida que dejó la serie
animada “Dragonball”, entre estas lecciones se menciona la siguiente:
“El
maestro Roshi fue el mentor de Goku y Crillin quienes, sin su asesoría, quizá
no hubieran alcanzado las habilidades que lograron gracias al entrenamiento.
Los
profesores se convierten en personas que dan guías para afrontar batallas y
luchas que, muy seguramente, ellos ya vivieron.”
Los maestros pueden
generar grandes cambios
El
maestro Rochi fue uno entre la gran lista de maestros que acogieron a Goku en
las diferentes temporadas de esta serie. La importancia de las enseñanzas que
recibiría de cada uno de sus maestros es referida en un video titulado al igual
que este artículo “Por qué Vegueta nunca logró superar a Goku”:
Goku
tuvo de maestro a Rochi que le enseñó el “kame hama ha” con el cual logro
vencer a muchos de sus enemigos.
Además,
entrenó con Kamisama y con Kaiosama que le enseñaron la “genkidama” y el “Kaio
Ken” sin los cuales no habría podido vencer a Vegueta y a Freeeze.
Otros
maestro le enseñaron la tele trasportación y en Dragon ball GT tuvo la ayuda
del anciano supremo Kaio
Así
las cosas, Vegueta nunca logró vencer a Goku debido a que él carecía de maestro
en sus entrenamientos. Claro, entrenaba fuertemente y sin embargo: nunca
expandió sus límites por falta de conocimiento nuevos y tampoco expandió su
repertorio de lucha al no tener compañeros de entrenamiento.
Investigación y docencia en la trasformación
del País
El
21 de julio de 1994 diez de las mentes más brillantes del País presentaron una
propuesta para transformar la educación y así aportar a la trasformación de
algunas tristes realidades de Colombia. El resultado de esta reunión fue un
informe titulado “Colombia al filo de la oportunidad”. 20 años después resulta
necesario preguntarnos por las condiciones actuales de la educación y los
cambios que se han realizado en pro de abrazar esta propuesta. Es decir,
convertir la educación en un elemento central de la fórmula que permite sacar a
una nación de las condiciones de desigualdad y pobreza históricamente heredadas.
Por
supuesto, en el centro de este debate se encuentra la responsabilidad que tiene
las universidades como condición para el cambio o la preservación de esta
realidad. Aspecto importante. En particular, considerando que a menudo se habla
del fracaso de nuestro sistema educativo. El más claro argumento es el hecho de
que grandes artistas, científicos y pensadores del mundo "fracasaron" en la escuela.
Albert Einstein, Steve Jobs, García Márquez, por mencionar solo algunos de
estos genios y exitosos en diversos campos, no lo fueron en la escuela.
Seguramente, la lista es más larga. Ahora, parece que esta fórmula se aplica
igualmente a la inversa (es decir, pocos de nuestros estudiantes exitosos
tendrán éxito en el mundo “real”). ¿Qué ocurre entonces?
Por
un lado, la explicación más popular señala la incapacidad de la escuela para
corregir aspectos fuertemente arraigados de nuestra realidad; esto por
representar sólo una de las instituciones (y posiblemente la menos atractiva) que
se ocupan de la socialización de las nuevas generaciones. E incluso, se suma a
esto el abandono presupuestal al cual somete el Estado a la educación pública en
la actualidad. Como resultado, tras un primer momento de optimismo la situación
se invierte brindándonos una relación pesimista de las posibilidades de la
educación en la trasformación del País. Por supuesto, existen fundamentos para
esta interpretación. Con todo, no siempre es la falta de escuelas el problema, y
sí la calidad de la educación. Es más, sobre este aspecto el sociólogo cubano
Alain Rodríguez ofrece una aproximación diferente y digna de mención al
recordarnos que equiparar educación con institucionalidad, es decir, con la
falta de maestros y escuelas, es negar que todos tenemos un protagonismo
incuestionable en la trasmisión de conocimiento. (Rodríguez, 2010)
Por
esto es pertinente buscar otras explicaciones para el fracaso de nuestro sistema
educativo. Al respecto, se suelen criticar las relaciones que en la actualidad
mantiene las universidades con la realidad, especialmente, cuando generan
profesionales sin la capacidad de conseguir crear puentes entre la realidad y
el mundo de la academia. Una situación en la cual nuestras instituciones
educativas se asemejan cada vez más a la extravagante sociedad que el escritos
irlandés Jonathan Swift imagina viviendo Academia de Lagado, una isla voladora
donde sus habitantes ocupan todo su tiempo en una actividad intelectual
obsesiva sin objeto y en proyectos absurdos, algo llamado ciencia. Sobre el
tema, Estevan Krotz afirma que la ausencia de producción de conocimiento
científico en las universidades latinoamericanas y, particularmente, nuestra
incapacidad para producir conocimiento científico social con dos situaciones.
Primero, nuestras universidades tiene un objetivo diferente a generar
conocimiento, su objetivo es producir egresados. Segundo, sus egresados son
usualmente preparados por profesionales que tampoco participan en la generación
de conocimientos y que enseñan simplemente a “aplicar” conocimientos procedentes
de otras partes del mundo. Ciertamente, es alarmante que en esta fórmula ambas
situaciones sean resultado de las condiciones que ellas mismas originan,
profundizando aún más el vacío de conocimiento
científico, resultado y causa a partir de la cual se perpetúa esta situación.
Es
más, la situación de Colombia es compartida por otras naciones que arrastran
desde tiempo atrás problemas culturales sociales y económicos que entorpecen su
desarrollo. (Yao, 2014) Algunos de los más evidentes se presentan a
continuación:
La investigación científica no es
apoyada, como resultado países extranjeros extraen los recursos naturales pues
en el país no hay o no se promueven conocimientos para esto.
La educación no es preponderante en los
planes del gobierno.
La investigación social es escasa en
aspectos relacionados con nuestras culturas, expresiones artísticas y formas de
desarrollo éticos/locales.
El racismo, la desigualdad social y
discriminación sigue siendo una barrera para el desarrollo.
Formación científica: Relaciones entre saber y saber hacer
Las
relaciones entre saber y saber hacer son ciertamente complejas. Sobre esta
situación los ejemplos abundan en el campo de la medicina. A los hechos me
remito:
En
1630 fue fijada una placa a un muro de Milán (ciudad de Italia) como escarnio
público de los acusados de extender la peste por la ciudad, esta placa afirma
lo siguiente: “Aquí en este espacio se encontraba la bodega de Gian Gaicomo
Mora que con la complicidad de Güigielmo Piaza, comisario de sanidad pública y
de otros conspiradores en el furor más atroz de la peste preparándolo un
ungüento mortal y asperjándolo - esparcir
en menudas gotas un líquido- procuraron un atroz final a muchas personas” (al
respecto es necesario recordar que este hecho tiene lugar siglos antes de la
teorías microbianas). Asimismo, desde tiempos antiguos el suministro de agua de
las ciudades sitiadas fue contaminado con desechos y carcazas de cadáveres
putrefactos o arrojando a los enfermos en ellas, esto como una forma de
eliminar al enemigo.
Casi
200 años después, los discurso de algunos higienistas colombianos culparon a las
nocivas influencias que el medio no higienizado e indomesticado ejerce sobre
los procesos fisiológicos (entre esto la presencia de mendigos en las calles), como
el origen de ciertas epidemias; claro ejemplo de la persiste de la teoría
Miasmática a pesar de la difusión en Colombia de la teoría microbiana de Luis
Pasteur; se pensaba según esto que: “las enfermedades agudas, febriles,
purulentas y contagiosas, eran producidas por los miasmas, partículas pútridas
que surgían de la tierra en descomposición y provocaban la corrupción del aire,
envenenándolo. Esta misteriosa materia insalubre se pegaba luego de persona a
persona, o del animal a los seres humanos, por el aliento o por el contacto
físico y, de las personas se adhería a las cosas y viceversa, tal como se pega
a ellas el perfume (según decía Ambrosio Paré)”. (Quevedo, 2004: 87)
En
resumen, saber y saber hacer (a pesar de ser las dos caras de una misma moneda)
no se encuentran siempre asociadas.
En
nuestro contexto esta disociación entre ambas realidades es evidente. El profesor
alemán Robert M. Zingg desarrolló los conceptos de “cultura genuina” —que es
armoniosa y equilibrada— y “espuria”, considerado esta última como aquella en
la cual por acción u omisión se priva a los seres humanos de la posibilidad de
cultivar plenamente sus potencialidades y medios necesarios para lograr sus
metas. Nuestra cultura científica escolar puede ser fácilmente caracterizada
como “espuria”. Ciertamente, esto no significa una ausencia de cultura científica
y responde mejor a malas prácticas educativas, creencias y acción establecidos
por la costumbre, donde la realidad cotidiana no representa ningún interés. Sobre
el tema, el científico genetista colombiano Emilio Yunis Turbay afirma que la
investigación científica no es un aspecto central en nuestras vidas, es
marginal.
Las
relaciones Ciencia, Tecnología y Sociedad se encuentran, como resultado, oscurecidas por la presencia de mitos (Frankenstein,
el aprendiz de brujo, Prometeo, Los supersónicos, etc.) y es desde estas ideas
que se consideran sus consecuencias para la humanidad como negativas o
ingenuamente utópicas. Así, prevalecen sobre
la Ciencia los siguientes presupuestos:
a) Una visión optimista de los avances en
ciencia y tecnología a causa de la certeza de sus posibilidades para
conducirnos inequívocamente al “progreso” y a la posible solución de todos los
problemas (la vejez, la enfermedad, la esclavitud, la muerte).
b) La ciencia y la tecnología son
consideradas como fuerzas destructoras y con un componente inevitable de
deshumanización en las condiciones de existencia propiamente humana.
d) Se cuestiona la C&T por sus
resultados negativos en la trasformación de la realidad y meramente
instrumentales; un enjuiciamiento moral que no está dirigido a la ciencia en sí
sino a sus usos y aplicación, es decir, la tecnología.
Las
universidades tienen una gran responsabilidad frente a esta situación. Se
explica entonces que para Ramón Muñoz Chápuli (Catedrático de la universidad de
Málaga, España) sea lamentable que nuestras universidades se estén convertido
en lugares donde se asiste a “tomar apuntes, se vuelve a devolver los apuntes
en exámenes y se va con un título”; es decir, el precio de haberse convertido
en escenarios con carácter exclusivamente profesionalizante. Así, es evidente que esta
desarticulación entre la producción de conocimiento científico y la enseñanza
universitaria es cara en el sentido pedagógico. Acaso el aspecto responsable de que el amor al
conocimiento, que debería profesar la educación superior, sea considerada algo
excéntrico (Wiesenfeld & García, 2009); antes que una alternativa del
cambio social. En resumen, es urgente cambiar las condiciones que en la
actualidad limitan la participación de las universidades en la producción de
nuevos conocimientos y revertir éste en la trasformación de la realidad. Especialmente,
al ser la educación el principal mecanismo para dinamizar la productividad y la
mejorar manera de lograr la equidad social, según nos recuerda el Antropólogo y
exalcalde de Bogotá Antanas
Mockus.
Reflexiones finales:
Aristóteles posiblemente fue uno de los primeros filósofos en reconocer que tener
conocimientos de ética y ciudadanía no hace necesariamente a alguien una buena
persona o un buen ciudadano (esto, considerando que la ética y civismo
corresponde a valoraciones que se hacen como reflexión sobre la acción y no a un
conjunto de instrucciones a las que se deba ajustar el comportamiento humano).
Es más, es poco prudente considerarlos como tal. Así las cosas, la educación
ética y ciudadana son solamente una orientación para la vida y acción en la
realidad social.
Ciertamente, existen dudas acerca de las posibilidades de la educación en la
trasformación de la realidad social y el comportamiento promovido por las otras
instituciones de socialización. Esto, considerando que en la universidad, como
en la propia vida, una cosa son los valores declarados otra los practicados,
afirma el Profesor Víctor R. Martín Filorino (2012). Ciertamente, los autores
del informe “Colombia al filo de la oportunidad” no compartían estas dudas y
ellos deberían ser nuestros mentores.
BIBLIOGRAFÍA
FEIXA,
Carles. Escuela y cultura juvenil: ¿matrimonio mal avenido o pareja de hecho?
En: Revista Educación y ciudad, N° 18. Revista del Instituto para la
Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico, Ed. IDEP, 2010, Pp. 7 -19
KROT,
Estevan. La generación de teoría antropológica en América Latina:
Silenciamientos, tensiones intrínsecas y puntos de partida. En: Magurare.
Revista del departamento de antropología. No 11 -12. Ed. Universidad Nacional
de Colombia, Bogotá, 1996, Pp. 25 -39
MARTÍN
FIORINO, Víctor R. Universidad socialmente responsable: Universidad éticamente
inteligente. Megatendencias sobre la vida, lo humano y el futuro. En: Opción,
vol. 28, núm. 68, mayo-agosto. Ed. Universidad del Zulia: Maracaibo, Venezuela,
2012, Pp. 233-240.
QUEVEDO
V., Emilio. Cuando la higiene se volvió pública. En: Revista de la Facultad de
Medicina-Universidad Nacional de Colombia, 52(1), Enero-Marzo, 2004. Pp. 83-90.
RODRÍGUEZ,
Alain. La cultura en el desarrollo. En: Antropología y desarrollo. Encuentros y
desencuentros. COLECCIÓN PUNTO DE PARTIDAS. Centro Nacional de Superación para
la Cultura. La Habana, 2010. Pp. 11 -121
WIESENFELD,
Kurt & García, Leonardo. (2009). Cómo se consiguen las buenas
calificaciones. En: REVISTA Universidad EAFIT. Vol. 45. No. 156, octubre,
noviembre, diciembre 2009
YAO,
Jean-Arséne, Cultura y emergencia en África Central: Una aproximación teórica.
Humania del Sur. Año 9, N° 16. Enero—Junio, 2014. Pp. 119—130
CIBERGRAFÍA:
Curiosidades
Dragon ball porque Vegeta no supero a Goku.
Publicado en el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=YP6qFPgrt_8
Finanzas
Personales Las lecciones de vida que usted nunca creyó aprender de Dragon Ball.
En: http://www.finanzaspersonales.com.co/hogar-y-familia/articulo/las-lecciones-vida-usted-nunca-creyo-aprender-dragon-ball/56189
Conferencia
del científico colombiano Emilio Yunis Turbay - Perspectiva actual de la
ciencia en Colombia. Para la Cátedra Ciencia y Libertad en la Universidad de
Medellín. 2014. En el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=2fEjLu1G9lw
Conferencia “Determinismo Biológico. No culpen a los
genes”, impartida por el catedrático de zoología de la Universidad de Málaga
Ramón Muñoz Chápuli. 2013. En el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=FzV-UJh4d44
No hay comentarios:
Publicar un comentario