jueves, 22 de octubre de 2015

Metrolinea,  recordatorio a la urgencia de formar ciudadanos en la Ciudad

Entradilla: El Sistema Integrado de Transporte Masivo del Área Metropolitana de Bucaramanga (Metrolinea) y los problemas de movilidad en la ciudad se han convertido en un tema recurrente desde el inicio del mismo en 2006. El actual trabajo relaciona los eventos más recientes con las posibilidades de intervención desde el fortalecimiento de la civilidad.

Por: Óscar Eduardo Rueda Pimiento. Antropólogo y Mg. En pedagogía
Docente asociado UPB- Bucaramanga.  Email: oscar.rueda@upb.edu.co

Foto archivo personal: Estación de Metrolinea Hormigueros
El Sistema Integrado de Transporte Masivo del Área Metropolitana de Bucaramanga (Metrolinea) y los problemas de movilidad en la ciudad se han convertido en un tema recurrente desde el inicio del mismo en 2006. Las críticas de los usuarios por el mal servicio prestado y el caos de movilidad generados desde su implementación son frecuentes.
Con estos antecedentes, en 2014 los estudiantes de la asignatura “Antropología en la cultura” emplearon la técnica de observación participante para verificar los motivos de estas irregularidades. Resultado de esto, se caracterizaron algunas de las “conductas infractoras” e identificaron las normas que más comúnmente se incumplen por parte de los usuarios y personas que laboran en la empresa:
No pisar o ubicarse sobre la línea amarilla: Despeje de las salidas de los articulados.
Conductas agresivas entre usuarios entre usuarios y empleados.
No pago del pasaje (colados). Personas que al usar el metrolínea, por no pagar el pasaje, brincan o revierten las barandas e ingresan alterando el funcionamiento de las puertas.
Estas conductas son reflejo de lo que el doctor en Ciencia política Mauricio García Villegas (2009) conceptualiza como las tres mentalidades incumplidoras más comunes en nuestro contexto: el vivo, el rebelde y el arrogante. El vivo que se agrupa en las puertas de las estaciones cuando hace trasferencia de un articulado a otro para ganar primero los puestos vacíos o en las del articulado para su comodidad, obstaculizando la salida y entrada del sistema. El rebelde que no paga el servicio por estar en desacuerdo con el sistema, con su funcionamiento e imposición como sistemas de trasporta exclusivo o por considerar altas estas tarifas. El altanero que se desentiende de los problemas de movilidad en la ciudad por considerar que afectan solo a los “pobres”. En resumen, los usuarios pisan las líneas amarillas, al ingresar al bus no despejan las puertas, ingresan sin pagar o se suben con objetos grandes, cajas y animales, prestan poca atención a las normas que exigen ceder las sillas para las personas discapacitadas y adultos mayores. ¿Qué hacen nuestros representantes frente a esta situación? Actualmente, la respuesta ha sido reformular el código de policía nacional.
El nuevo código de policía incluye sanciones como las siguientes:
“Comer o fumar en el sistema de trasporte masivo $80.000”
“Impedir el ingreso o salida de mujeres mayores, al igual que empujarlos dentro del sistema de trasporte masivo $ 80.000”
“Dañar, bloquear y destruir puertas de estaciones o buses de articulados del sistema masivo de trasportes $ 325.000”
“Colarse en el sistema de trasporte como transmilenio $325.000”
Parecen desconocer estas normas la importancia de no descuidar un aspecto clave para conseguir el éxito de la política pública y es el siguiente: la colaboración entre las restricciones culturales y políticas minimiza el uso de la coerción. Es decir, incrementar la percepción de legitimidad de las políticas públicas reduce la necesidad de coerción social. Es necesario, así, aumentar la civilidad antes que imponer sanciones a las conductas infractoras. Este es un aspecto clave en la propuesta política del antropólogo Antanas Mockus: “Coherencia entre la ley, la norma y la costumbre: Para que las reglas sociales se cumplan sin conflictos ni contradicciones es importante que la ley, la norma moral y la costumbre sean coherentes entre sí. Cuando el Estado no ha ganado el respeto de los ciudadanos, es fácil que se generen normas o prácticas que se aceptan socialmente pero son legal y moralmente inaceptables. Para recuperar el respeto a la ley y a las normas, es importante transformar las costumbres y hacer ver las implicaciones morales de ellas.”.
Punto a favor para las instituciones educativas de la región que apuestan por la formación ciudadana y en valores. Particularmente, dado a que la civilidad supone superar las lógicas que motivan estas conductas infractoras y exige reconstruir los valores que soportan un conjunto de normas mínimas y comunes necesarias para el buen funcionamiento del sistema.
Recordar la importancia de los valores en situaciones como las expuestas puede parecer una formula simplista. Sin embargo, los resultados de estudios sobre el tema son elocuentes en confirmar que sanciones como las materializadas en el nuevo código de policía no son únicamente ineficaces en su objetivo, sirven para erosionar los valores que sustentan su cumplimiento al desplazar la moral e imponer principios propios de las racionalidad de los mercados reflejadas en sanciones principalmente económicas. Sobre el tema, sugiero leer el libro de Michael J. Sandel “Lo que el dinero no puede comprar”.
Ahora bien, es urgente considerar una reforma en nuestros valores como requisito para racionalizar las condiciones de movilidad en las ciudades contemporánea. Por ejemplo, el sociólogo Óscar Iván Salazar en su artículo “De liebres, tortugas y otros engendros” sugiere el término “automovilidad” para explicar la preferencia de los ciudadanos actuales por medios de trasporte que ofrecen una combinación de autonomía, autodirección y movilidad, aspecto que no es compatible en muchos casos con los medios de trasporte público. Complementariamente, no deja de tener sentido considerar lo que afirma Fidole Ballén (miembro de la Comisión Nacional del Servicio Civil) y es lo siguiente: Resulta urgente considera las exigencias cada vez mayores entre los usuarios y empresas de transporte por reducir los tiempos de desplazamiento; resultado de lo cual, si bien, los nuevos medios de trasporte han facilitado nuestro desplazamiento de un lugar a otro, sus condiciones de funcionamiento se pagan con el desmejoramiento de la calidad de servicio a los usuarios, particularmente, de aquellos que viven en los extremos de la ciudad y carecen de medios de trasporte privado (2007).
Por supuesto, no pretendo negar que gran parte de los problemas del actual sistema de trasporte “Metrolinea”  pueda ser reflejo de deficiencias en el servicio y precariedad en la planeación realizada para su implementación. Con todo, aún estos aspectos pueden ser considerados resultado de la exigencias de formación ciudadana y en valores, pues en su ausencia lo público y la política son gobernados por intereses particulares (GARCÍA, Ricardo & SERNA, Adrián, 2002). Situación a la que dedico el resto de esta reflexión y que se resumen en la siguiente afirmación de algunos de mis estudiantes: Colombia tiene gente pero le falta pueblo.

Colombia. Un paradójico recuento de sus pasos hacia el desarrollo

Los problemas de movilidad urbana fueron tema recurrente durante el pasado “Seminario internacional de estudios del patrimonio industrial”, evento realizado este año en la ciudad de Bogotá. Recuerdo especialmente las presentaciones del arquitecto Pedro Pablo Rojas y la antropóloga Mónika Therrien, referidas en este mismo orden a dos innovaciones del transporte que ha conocido nuestro País en el pasado: El ferrocarril y el Tranvía de Bogotá. Respecto a los ferrocarriles de Colombia, el arquitecto Pedro Pablo Rojas recordaba la enorme inversión que representó para nuestro País abandonar el ferrocarril y adecuarse a las condiciones requeridas por los automóviles, especialmente, construir vías terrestres para comunicar el territorio nacional. Esto, con el propósito de modernizar el transporte. Con el tiempo, el asfalto cubriría y remplazaría a los rieles, mientras en otros lugares del mundo los ferrocarriles conservan su importancia como sistema alternativo de trasporte. Respecto al tranvía de Bogotá, Mónika Therrien comparaba las críticas que este sistema de trasporte generó en su momento entre los usuarios y la prensa local, y las que actualmente se conocen sobre el sistema de trasporte Transmilenio a causas de las evidentes deficiencias en el servicio. Recordemos, en ambos casos las innovaciones en el trasporte fueron motivadas con el interés de modernizar el país, es decir, por considerarse evidencia de atraso los medios de transporte tradicional y a los nuevos como el futuro.
Resultado de esto, el ferrocarril y el tranvía quedarían en el pasado, el primero, por considerar que el automóvil era el futuro y, el segundo, tras quedar sepultados sus rieles mientras la ciudad se cambiaba a otras formas de trasporte.
Pareciera ser que en nuestro tiempo la historia se repite con similares manifestaciones: el desconocimiento de las realidades locales y la reducción del concepto de desarrollo al de modernización.
La foto  siguiente pertenece al auditorio de la Academia Colombiana de la Lengua en Bogotá, lugar donde se sucedieron algunas presentaciones del Seminario. Las estatuas que rodean el auditorio son filósofos y escritores clásicos: Sócrates, Aristóteles Dante... etc. No sé qué opine ustedes, pero considero paradójico que los debates sobre la corrección o incorrección idiomática y las decisiones sobre las normas gramaticales, permanezcan severamente vigiladas bajo tan imponentes personajes. Paradójico, pues lo poco que conozco de las instalaciones del Congreso y otras instancias gubernamentales donde se toman decisiones sobre la movilidad urbana, obedecen a un panorama diferente y preocupante... A nuestro sabios y eminentes magistrados sólo los vigila una solitaria Dama y, por si fuera poco, una que trae vendado lo ojos (le llaman Justicia)... Este es el escenario donde se decide el futuro de nuestro País.

Foto archivo personal, Auditoria  de la Academia Colombiana de la Lengua (Bogotá)

Bibliografía:

Ballén, Fridole. Derecho a la movilidad. La experiencia de Bogotá, D.C. Prolegómenos - Derechos y Valores. Volumen X - Nº 20 - Julio - Diciembre 2007
García, Ricardo &Serna, Adrián. Dimensiones Críticas de lo Ciudadano: Problemas y Desafíos para la Definición de la Ciudadanía en el Mundo Contemporáneo. Bogotá: Universidad Distrital Francisco José de Caldas, 2002
García Villegas, Mauricio. Normas de Papel: La cultura del incumplimiento de reglas. Bogotá: Siglo del hombre editores, 2009
Salazar, Óscar. De liebres, tortugas y otros engendros: movilidades urbanas y experiencias del espacio público en la Bogotá contemporánea. En: Revista Colombiana de Antropología Volumen 49 (2), julio-diciembre, 2013
Sandel. Michael J. Lo que el dinero no puede comprar. Los límites morales del mercado. Bogotá. Random House Mondadori, 2013
Rutto M., Alejandro.  Antanas Mockus: su propuesta política En: Diario Maicao al día, 27 de marzo de 2010

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