Ingeniería civil, entre la ciudad real y la ciudad
imaginada
“La ciudad es a la vez un lugar
para vivir y un lugar
para pensar“
Métraux
Métraux
La ingeniería civil se ocupa de la
organización, transformación y, en definitiva, de la aproximación entre la ciudad
real y la imaginada. La ciudad es, por su parte, el habitad donde vive en la actualidad gran parte de la población humana en el mundo. Específicamente diríamos
entonces que a los ingenieros civiles les preocupa el hábitat humano. Por supuesto, la
ingeniería civil tiene una responsabilidad puntual (y que no puede evadir), ésta es el diseño y construcción de las viviendas, redes de carreteras, vías
férreas, puentes y túneles, etc., escenarios donde se desarrollarán
actividades vitales del hombre y donde los seres humanos establecen relaciones
entre sí. Sin embargo, no puede olvidar que estos escenarios forman parte de una
construcción cultural y una manera de representar nuestra identidad; motivo por el
cual es vital trabajar de la mano con aquellas disciplinas que estudian al
hombre y sus relaciones con el espacio.
La antropología, por su parte, se centra
en el estudio del comportamiento humano y su obra en todo el proceso de
desarrollo de la humanidad. Es
así, como esta profesión está estrictamente ligada a la relación con las
personas y esencialmente con los estilos de vida que se adoptan en las
diferentes culturas. Para la antropología los seres humanos construyen el espacio usando criterios funcionales o de uso, y también simbólicos, dando como resultado una expresión de su territorialidad. Para
la antropología, entonces, el
espacio es considerado como el resultado y la proyección de un conjunto de
factores sociales, culturales, económicos, materiales, perceptivos, cognitivos,
conductivos, simbólicos, ideológicos, etc.
El habitad humano puede
ser considerado, entonces, como el punto de encuentro entre la ingeniería civil
y antropología. Ambas disciplinas comparte, además, una preocupación por el
espacio. Para el ingeniero civil, por ejemplo, el espacio es un lugar donde
acomodar sus diseños y adaptarlos en un determinado conjunto
de necesidades para así lograr que las personas se sientan conformes y
estéticamente seducidas; sin embargo, para conseguir esto es importante considerar la diversidad de culturas que
existen a veces en una sociedad
y, según esto, concebir y caracterizar los proyectos. Actualmente, por desgracia, las viviendas se diseñan y
construyen en términos de costos y metros cuadrados y sin tener en cuenta,
muchas veces, a las personas que van a vivir allí. Es por ésta razón que resulta de gran importancia comprender que no se puede lograr una buena obra de ingeniería civil sin primero estudiar la cultura, ya que la cultura es la clave para lograr diseños que satisfagan las
necesidades reales de los habitantes. Amos Rapoport (2003) comenta al respecto de la Arquitectura lo siguiente:
“La arquitectura no
es una libre actividad artística, sino una profesión basada en la ciencia y
encaminada a la solución de problemas. Estos problemas, además, han de ser
descubiertos e identificados Esto significa que los productos de tal diseño
deben basarse en la comprensión de las cualidades humanas, ajustarse a las
mismas y prestarles apoyo… Entonces el diseño debe basarse en el Conocimiento
de las formas de interacción de las personas y los entornos, en el estudio de
las relaciones entre el entorno y el comportamiento humano” (Rapoport, 2003:7)
Cada obra representa, así, la cultura
típica del lugar donde se construye. Condición que establece una relación entre la ingeniería civil
y la antropología,una relación incluso necesaria e ineludible; de manera que es
importante para los ingenieros tener herramientas que les permiten estudiar el
comportamiento humano en relación a la cultura y el entorno. Solo así, puede pensar el diseño arquitectónico como obra para una cultura
particular e inmerso en los mundos de significado que estudia la antropología
social; y esto resulta tan trascendente que si una obra carece de significado para la
sociedad puede que realmente no satisfaga las necesidades de las personas, lo cual constituye
la razón primordial de la obra arquitectónica y civil.
Existen muchos
ejemplos al respecto que muestran esta de la relación estrecha entre cultura y habitad urbano. Los rascacielos de New York son imponentes y son concebidos para la cultura que tienen los habitantes
de esa ciudad; los trenes y la alta tecnología japoneses son también concebidos
para mostrar lo que tecnológicamente y culturalmente son allá. Es totalmente diferente, asimismo, concebir un espacio de
entretenimiento para un norteamericano que para un indígena, en donde tienen
diversiones completamente distintas. El ingeniero civil debe indagar, entonces,
sobre la cultura para la cual trabaja y así, poder obtener una visión libre de etnocentrismos del
entorno socio cultural en el cual se encuentra, y crear con ello un diseño
confortable para el cliente al que esté atendiendo; debe, así, dejar a un lado
lo que piensa que está bien y tener una visión de lo que es importante para la
cultura desde la compresión de sus necesidades.
La relación entre
la ingeniería civil y la antropología se basa entonces, en
que las dos disciplinas buscan entender las relaciones que existen entre los
seres humanos y el hábitat y comprender, explorar, analizar
y satisfacer sus necesidades. La antropología busca y estudia a las culturas y
la ingeniería civil busca desarrollar métodos alternativos e innovadores,
en proyectos de ingeniería que influyen
en las culturas que se benefician de sus proyectos. Además, como en la antropología,
la ingeniería civil necesita reconocer la diversidad cultural y así acomodar sus obra a todos los parámetros culturales, para desarrollar algo atractivo, innovador y de excelente calidad; esto le exige, al igual que a un antropólogo, conocer la cultura mediante la investigación y el muestreo del terreno y convivencia con la población.
La
antropología aplicada (subdisciplina de la antropología) tiene, en especial, varios aportes para la
formación de ingenieros civiles. Sus atributos distintivos son los siguientes:
·
Se
halla relativamente libre del etnocentrismo y los sesgos occidentales;
es decir, de de creer que sus pautas culturales son superiores y preferibles
ante las demás.
·
Se
interesa por sistemas socioculturales holísticos.
·
Se
interesa por los hechos habituales de conducta etic como los aspectos emic de
la vida mental
Los
ingenieros con la ayuda de la antropología pueden observar e interpretar las
pautas culturales que tienen sentido para la gente, de forma que su obra o
construcciones se adapte no solo a la demanda de las constructoras o al mercado,
sino al deseo individual o colectivo (ineludible para la realización de las
mismas). Esto considerando que, indudablemente, para
conocer más sobre las personas para las cuales se trabaja construyendo o
diseñando una obra es necesario primero dejar de lado nuestra forma de pensar y
creencias, ya que muchas veces nos enfrentaremos a otras visiones acerca de lo
que es calidad de vida, bienestar y lujo. Por lo cual necesitamos entender y
conocer mejor una cultura desde su punto de vista; y esto significa dejar de lado
el etnocentrismo que es tan común en todos nosotros. Marvín Harris (2003) afirma al
respecto lo siguiente:
“El antropólogo aplicado puede ser útil a las organizaciones patrocinadoras
revelando las asunciones etnocéntricas, ligadas a la propia cultura, que suelen
caracterizar los contactos entre cultura e impiden a los programas de cambio
dirigido conseguir los objetivos.” (Harris, 2003: 665)
La visión holística por su parte, exige como tal ser consciente de los efectos que nuestras
acciones tienen y de los cambios que van a ocasionar en las
formas de vida de una comunidad, tanto en el corto como en el largo plazo, también de lo
distante y de lo cercano a nosotros, y de las relaciones que existe entre los diferentes elementos o dimensiones que conforman una cultura. (Harris, 2003) Sin estas perspectivas hasta el proyecto
aparentemente más bien intencionado y sencillo puedo terminar en desastre. Situción que compromete a los ingenieros civiles con la responsabilidad de observar y establecer el impacto ya sea ambiental o social de la obra
como si formara parte de un todo integrado, es decir desde una perspectiva
holística. Pues toda obra humana representa cierto impacto o riesgo ambiental y social; impacto el cual,
muchas veces, no se tiene en cuenta, ya que simplemente se está considerando
aspectos a corto plazo y de forma no sistémica, tales como el costo de la obra.
Esto se puede ilustra con las siguientes objeciones que las comunidades indígenas
formularon en el Cerrejón (durante el foro donde se discutía la realización de
la desviación del río Ranchería en La Guajira, fuente principal para algunas
aldeas Wayuu), para nosotros ésta situación evidencia como, muchas veces, la perspectiva holística no se
tienen en cuenta por las grandes empresas. En una carta escrita por los Wayuu
al presidente Santos estos le preguntaron:
“¿Por qué cambiaríamos
nuestro único río a cambio de regalías? Si todo permanecerá Igual ¿Por qué nos
quieren compensar?”
Ciertamente, para cualquier empresa, labor y profesión es importante, además, tener esa doble visión emic
y etic (interna y externa) que defiende la antropología aplicada, y así llegar a cumplir con éxito las expectativas de
los clientes. La visión propia de la empresa, de lo que quiere, lo que busca. Y también, la visión global del mundo, de esas personas a las que se les ofrece
algo. Como arquitectos o ingenieros es importante conocer las culturas y su
visión del mundo, los retos que nos plantea y sus necesidades. Umberto Eco (2011)
en La estructura ausente ha perfilado de manera
inmejorable la figura del arquitecto en el contexto de la cultura y ha
configurado una reflexión que da un adecuado remate a estas consideraciones.
“El arquitecto se ve obligado continuamente a ser algo
distinto para construir. Ha de convertirse en sociólogo, político, psicólogo,
antropólogo, semítico... Y la situación no cambia si lo hace trabajando en
equipo, es decir, haciendo trabajar con
sociólogos, antropólogos, políticos, semióticos (de una manera más adecuada).
Obligado a descubrir formas que constituyan sistemas de exigencias sobre las
cuales no tiene poder; obligado a articular un lenguaje, la arquitectura, que
siempre ha de decir algo distinto de su misma (lo que no sucede en la lengua
verbal, que ha nivel estético puede hablar de sus propias formas (…), el
arquitecto está condenado, por la misma naturaleza de su trabajo, a ser con
toda seguridad la única y última figura humanística de la sociedad contemporánea;
obligado a pensar la totalidad precisamente en la medida en que es un técnico
sectorial, especializado, dedicado a operaciones específicas y no a hacer
declaraciones metafísicas.” (Eco, 12011:334)
Bibliografía:
Harris,
Marvín. (2003)“¿Qué tienen los antropólogos aplicados para ofrecer?”. En:
Introducción a la antropología general. Págs. 665 -667
Rapoport, Amos. (2003) Cultura, arquitectura y diseño. Ediciones UPC. Barcelona, España
Eco, Umberto (2011) La estructura ausente. Random House Mondadori. Barcelona España
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