lunes, 28 de marzo de 2016


Lenguaje, evolución y pensamiento



Mg. Óscar Eduardo Rueda Pimiento
Docente Asociado UPB- Bucaramanga
Esp. Ólga Lucía Rueda Sandoval
Docente Asociado UPB- Bucaramanga


Charles Darwin publicó “El origen de las especies” en 1859, en éste libro y otros posteriores defendía una propuesta acerca de la evolución del Hombre y otras especies. Sus ideas fueron rechazadas en el primer momento por controvertir las creencias existentes sobre el tema, dando origen a debates apasionados y beligerantes. El motivo principal de la controversia fue la disparidad de explicaciones en torno a la evidencia que estos libros presentaban sobre los cambios que habría sufrido nuestra especie desde su aparición en la tierra y sobre su significado en el esquema de la evolución. Seguramente, pocos reaccionarían de manera similar al leer y discutir hoy los contenidos de éste libro. Es más, existe cierto consenso acerca de la consideración del Hombre actual como resultado de una serie de cambios físicos y culturales. De los primeros, sabemos cada día más. De los segundo, sin embargo, resulta más difícil establecer las condiciones que empujaron a estos cambios, el momento preciso de su aparición y sus consecuencias en el comportamiento de nuestra especie.
El Lenguaje es ejemplo de esto. Como ocurre en casi todos los aspectos de la conducta humana, la evolución del leguaje es producto de la interacción de dos esferas que a menudo se complementan, lo que nuestro cuerpo nos dice y lo que tenemos que saber para funcionar en una cultura particular, de esta manera, si bien: “Nuestra capacidad de hablar es seguramente innata; nuestra capacidad de hablar inglés es seguramente cultural” Clifford Geerzt (1989). Por lo demás, se trata un aspecto de nuestra evolución donde humanización y hominización se encuentre muy próximas una de otra (siguiendo la diferencia que Leonardo Polo establece entre ambos conceptos, considerando la primera más específica de nuestra especie y a la segunda no). Esto debida a que el lenguaje establece una nueva forma de relacionarnos entre nosotros y con la realidad.


Ilustración 1 Hueso hioides y lenguaje

El lenguaje es, por tal motivo, uno de los aspectos que se considera más representativo de la condición humana plena y el más difícil de establecer a partir del registro arqueológico existente; esto considerando que la aparición de la escritura es bastante posterior. Es más, sin negar la importancia de este otro acontecimiento, el lenguaje escrito es solo una de las múltiples manifestaciones que tiene el lenguaje e incluso, una de las más limitadas. La frontera entre oralidad y escritura no es, por lo demás, tan sólida como a menudo se suele pensar. Oralidad y escritura se encuentra integrado y relacionadas tan estrechamente que no pueden sobrevivir una sin la otra. La oralidad, a menudo, se conserva gracias a medios materiales (ejemplo de esto es la estrecha relación que mantienen las expresiones musicales tradicionales con el uso de instrumentos musicales y su técnicas de fabricación). La oralidad se convierte, a menudo, en escritura cuando se le preserva por medio de grabaciones, escritos, materiales fílmicos u otros registros similares. Las escritura, por su parte, se convierte en oralidad cuando se narra (algo que hacemos frecuentemente).
Illi, M. y Segal. E especulan es un libro titulado “Cómo el hombre llegó a ser gigante” sobre el origen del primer lenguaje humano. Parea ellos el primero lenguaje humano fue el lenguaje mímico (esto es, el lenguaje que se vale de nuestros gestos y corporalidad para la comunicación). Sobre la transición al lenguaje oral, los autores se aventuran a escribir una historia en la cual el lenguaje oral tiene origen gracias a la necesidad de superar las limitaciones que enfrenta el “leguaje mímico”; algo que ocurre, especialmente, cuando nuestros antepasados se vieron en la necesidad de coordinar a la distancia grandes grupos de caza o cuando las distancias limitaban la posibilidad de emplear esta forma de lenguaje. Se piensa, entonces, siguiendo a estos autores que: “el trabajo colectivo enseño a hablar a los hombres, y cuando aprendieron a hablar, aprendieron asimismo a pensar” (pág. 96)


Ilustración 2: Escena de cacería prehistórica

Lengua y pensamiento

El lenguaje es el vehículo privilegiado para nuestro aprendizaje cultura. Las relaciones entre lenguaje y evolución humana son reconocidas por John Lewis (1979) en el libro “Antropología simplificada” y representadas con la siguiente frase:
“El lenguaje posibilita una acumulación de experiencias, un almacenamiento de logros, que hacen que los seres humanos avancen de modo rápido y seguro, lo que es imposible en los animales inferiores” Págs. 22 -23
El punto de llegada de una generación se convirtió, gracias a esto, en el punto de partida de la siguiente, multiplicando e incrementando de un modo sorprendente y significativo las posibilidades con el paso del tiempo (Lewis, 1979) y conformando la urdimbre complicada en la cual se inserta de la experiencia humana (Cassirer, Ernes; 1993: 43).
Lenguaje, arte y otras manifestaciones de simbolismo, son así manifestaciones distintivas de la capacidad humana para la cultura. Marcan por su importancia un ítem en la evolución del comportamiento humano frente a la naturaleza.


Ilustración 3: Entierro prehistórico

El recorrido de nuestra especie en relación al lenguaje se asemeja a lo descrito por psicólogo y biólogo suizo Piaget referente a la relación lenguaje y pensamiento durante la primera infancia. Según Piaget, el niño aprenderá a pensar poco antes que a hablar, la experiencia simbólica es así anterior a la intelectiva, o bien constituye su soporte inmediato (Rodriguez, 2009). De hecho, como lo sugiere la formula propuesta por el naturalista y filósofo alemán Ernst Haeckel, la ontogenía (formación y desarrollo individual de un organismo) recapitula también en este caso a la filogenia (formación y desarrollo evolutivo general de una especie biológica)
  


Lenguaje y evolución

El arte rupestre es una de las primeras manifestaciones existentes en la historia de las habilidades necesarias para el lenguaje y tiene todas las condiciones para ser considerado por sí mismo como una forma de lenguaje. Lenguaje que en el mundo prehistórico (en el mundo sin escritura) permite mantener el registro de los acontecimientos. Sin embargo esto no significa que la imagen tomará el lugar de la palabra. Surge, más bien, de la mano a otros cambios en la forma de vida y anatomía características de los seres humanos actuales.
El gesto y la mímica fueron, posiblemente, las primeras formas del lenguaje humano. El lenguaje oral surge más tarde, y es evidencia de nuestra continua evolución, una alternativa para comunicar sentimientos y experiencias. Sin sustituir a las otras formas de lenguaje, pero permitiendo superar varias de sus limitaciones. El lenguaje oral favorece, por ejemplo, la comunicación sin imponer la necesidad de mantener contacto visual y permite destinar las manos para otras actividades:
“Aún hoy día se emplea el lenguaje mímico.
Cuando queremos decir “sí”, no siempre decimos “sí”. Por lo general hacemos simplemente movimientos afirmativos con la cabeza.
Cuando queremos decir “ahí” o “en esa dirección” señalamos a menudo con el dedo. Hasta tenemos un nombre especial para el dedo que usamos: el dedo “índice”. (Illi, M. y Segal. E. Pág. 92)  
El lenguaje abre la posibilidad de narrarnos: el arte de narrar y narrarse que es la base misma de la cultura y nos permite imaginar lo que hemos sido y lo que podríamos (Díaz Viana, Luis, 2006).  Es decir, los humanos al hablar no sólo decimos algo sobre el mundo sino algo sobre nosotros mismos (Ruíz, Julián, 2003).

***

Las palabras han demostrado ser un arma poderosa. Sería suficiente hacer un poco de memoria y recordar algunos eventos históricos en donde las palabras fogenia recapitula la filogenia ueron la herramienta para destruir o construir la tolerancia, y así tener una idea sobre su importancia. Se puede considerar incluso, que esto no siempre responde a las intenciones originales de los hablantes. Fue este el origen de la controversia que en 2012 se creó en torno de un dicho popular ("merienda de negros") actualmente en desuso, utilizado por un concejal de Bogotá (Colombia) para referirse al desorden de sus compañeros de plenaria. Para algunos raizales esta expresión fue considerada una falta de respeto, debido a que hace referencia en forma despectiva a las costumbres de la raza negra y su cultura.
Frases como esta son el resultado de ideologías que han empleado nuestro lenguaje como mecanismo para su reproducción, y tiene sentido de ser consideradas ofensivas, es decir, no olvidar que el uso del lenguaje (el habla) sirve para reforzar estereotipos asignados a un grupo de personas por su género, raza, cultura o por el grupo social de procedencia.
Revisemos algunos datos: Durante una conversación, las palabras sólo transmiten el 7% del mensaje, el tono de voz un 20 o 30% y nuestro lenguaje corporal un 60 u 80%, convirtiendo el 93% del mensaje en un contenido no verbal de la comunicación. Esto no es todo, existe una evidente desproporción entre los diferentes contenidos de nuestras conversaciones informales cotidianas y sus funciones, como resultado: del total de palabras pronunciadas sólo aproximadamente el 10 % tramite aspectos esenciales para la interacción social particular, el resto (un 90%) lo conforman fórmulas que se emplean para mantener la conversación (Eduard Punset, 2007). 
Las palabras no reflejan la realidad, son la realidad; esta es una premisa defendida desde Michel de Foucault por diferentes analistas y críticos de las relaciones entre lenguaje e ideología. La subdisciplina antropológica desde la cual se estudian las relaciones entre lenguaje y sociedad es la sociolingüística.
Esta subdisciplina considera importantes las variaciones que existen entre los hablantes de una misma lengua, las cuales se manifiestan, con más frecuencia gracias a diferencias en el uso de ciertas expresiones, normas de cortesía y entonación. Así, uno de los aportes más importantes de la sociolingüística es el haber evidenciado los factores socioculturales que influyen en el uso del lenguaje y el hecho de que el significado real de las conversaciones cotidianas no se puede limitar exclusivamente a los contenidos expresados por el significado de las palabras y otros aspectos formales del lenguaje. Esto es, el hecho de que según quiénes somos socialmente o con quién estamos hablando, se afecta radicalmente las palabras que empleamos y el contenido de nuestra conversación. Ciertamente, el uso cotidiano que hacemos del lenguaje no es tan neutral o intrascendente como algunos hablantes suelen pensar, y es resultado de normas culturales y del contexto en que ocurre la conversación. Es decir, la mayor parte del significado de las palabras en una conversación se manifiesta como resultado de los componentes informales que regulan el habla (Jennifer Coates, 2008).
Para entender la importancia de estos aspectos estudiados por la sociolingüística y algunas de las críticas a las modalidades más comunes con las que se pretender contrarrestar, sugiero leer el texto “Negroso “gente de color”.  Reflexiones en tornoa la del lenguaje “políticamente correcto”” publicado en este mismo blog.

Bibliografía:

Coates, Jennifer (2009) Mujeres, hombres y lenguaje: un acercamiento sociolingüístico a las diferencias de género. Fondo de cultura económica (México).
Díaz Viana, Luis (2009). La cultura como conquista: Naturaleza y condición en la definición de la identidad humana. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, vol. LXIV, n.o 1, pp. 23-40, enero-junio 2009,
Eduard Punset. (2007) Lenguaje Corporal – (Documental)  Emisión 435 del programa Redes. España: Smartplanet
Illi, M. y Segal. E. (2008) Como el hombre llegó a ser un gigante. Editorial Época.
Lera Boroditsky (2011). “Lenguaje y pensamiento”. Investigación y Ciencia, abril 2011. Págs. 41-43
Lewis, John (1979). Antropología Simplificada. Ed. Minerva-Doubleday. México.
Polo, Leonardo. Sobre la existencia cristiana. Editorial: S.A. EUNSA
Rodriguez, Antonio (2009) Del hueso de una aceituna. Nuevas aproximaciones a la literatura oral, Barcelona, España: editorial octaedro. 
Ruíz, Julián (2003). La vida como cultura. Aproximación Antropológica. España. Huerga y Fierro editores.




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